martes, 7 de mayo de 2013

Capítulo 12. (extenso)



-Liam.

La cara de Chelsea era un completo poema.
¿Qué hacía Liam ahí? No le apetecía nada hablar con nadie, y menos con él. Pero… ¿cómo sabía él la dirección de su casa? Si habían sido sus amigos los que se lo habían dicho, estaba segura de que esos dos no se iban a ir de rositas.

-Hey- contestó Liam, inseguro y rascándose la cabeza.

Pero no iba a gritarle ahora; su madre vendría y preguntaría por lo que pasaba, y no era plan de que se enterara de que ya no tenía la cámara.

-¿Es que eres tú el novio de mi madre?

Chelsea se auto-aplaudió a ella misma en su mente. Se había propuesto no pelear con Liam en aquel inoportuno momento por varios motivos relacionados con su madre y su bajo humor, pero se decepcionó a ella misma al ver la tontería que acababa de soltarle a él con tal de no empezar a gritarle.

-¿Eh?- y, cómo no, Liam la miró perplejo.
-¿Quién es, Chels?

Al ver que tardaba tanto, su madre se lo preguntó desde el comedor. Ella miró a Liam directamente a los ojos y, tras un silencio, respondió con un grito.

-Nadie- dijo con voz amable, aunque su mirada, la cual mantenía fija en Liam, decía todo lo contrario; era cortante.

Dicho esto, Chelsea se dispuso a cerrarle la puerta en las narices, pero algo se lo impidió. Al mirar al suelo, descubrió que Liam había impedido que le dejara ahí plantado colocando su pie entre la puerta y el marco de esta. Ella se sintió un poco culpable, sus intenciones eran de dar un portazo y aquello debía de haberle dolido. Al elevar la mirada, comprobó que sus predicciones no eran para nada mentira.

-Auch- gimió, con una mueca.
-¡Perdona!

La chica se asustó un poco. Había sonado demasiado desesperada y no podía mostrarse así en aquel momento, era la típica ocasión repetida en la que debía mantener sus murallas inderrumbables y mostrar su faceta enfadada. Diciéndole “perdona” demostraba algo de debilidad e incluso de que se compadecía, y eso no se lo podía permitir.
Se sentía preocupada por haberle hecho creer a Liam que ella no se sentía mal en aquel momento cuando en realidad no era así. No vio otra mejor opción a todo ello que escapar de la situación volviendo a cerrar la puerta ahora que no había nada que lo pudiera impedir. Puso su mano sobre la manivela e intentó cerrarla bruscamente, pero Liam, que fue más rápido que ella, la sujetó y lo evitó.
“Maldita sea, este chico tiene reflejos”.
Chelsea sintió un sentimiento, quizá cercano al miedo, quizá cercano a la pesadez. Él tenía mucha más fuerza que ella y no quería imaginarse de lo que era capaz de hacer para que terminara por hablar con él en aquel momento. No tenía pinta de ser mal chico ni de que llegara a recurrir a ello, para nada, pero todas sus experiencias personales le habían demostrado que nada, absolutamente nada, es lo que parece.

-Chelsea, solo quiero hablar.

Aún sosteniendo la puerta, se acercó a ella y la miró profundamente a los ojos. Algo en su forma de mirarla hizo que Chelsea sintiera que, a través de los ojos, le estaba mirando al alma, que leía sus pensamientos, que sabía lo que ella sentía. Esto le provocó un extraño malestar, pero sabía que si retiraba la mirada mostraría otra flaqueza más, y no era plan de salirse otra vez de su papel.

-El problema es que yo no.
-Pero…
-Liam- le interrumpió-,  me parece muy triste que te lo tenga que decir yo, pero no puedes ir por ahí agobiando a la gente. Solo dame tiempo.
-¿Tiempo? Hablas como si hubiera matado a tu gato o algo.
-Tú no lo entiendes.
-¡Oh, vamos!- Liam se desesperó un poco- Arreglemos esto.

Chelsea divisó a un coche aparcando en frente de su casa por detrás de Liam. Supuso que sería Ben, así que se vio obligada a echar a Liam de una vez.

-Oye, hablamos luego, ¿va?

Liam siguió la mirada de Chelsea, que se hallaba clavada en aquel coche, analizándolo. Él vio a un hombre de alto nivel salir del coche. Por lo que ella le había dicho nada más abrirle la puerta, pudo comprender que se trataba del nuevo novio de su madre.
Un momento.
El nuevo novio de su madre.
¿Es que acaso sus padres estaban divorciados? Ni siquiera había llegado a imaginárselo, sobre todo porque ella no le había dado ni la más mínima pista de ello. También era verdad que no la conocía bien aún.

-Adiós- la rubia le sacó de su ensimismamiento, pero para cuando él quiso torcer la cabeza para volver a hacer contacto visual con ella, sin darle la oportunidad ni de despedirse, ella cerró la puerta.

La de su casa y la de su corazón.


* * *


-Y, ¿cuánto te falta? Te estamos esperando, Liam.

Harry hablaba por teléfono con Liam, que llevaba toda la tarde sin aparecer. Daba vueltas alrededor de Louis, Niall y Zayn, que estaban sentados en diferentes sofás del salón de su casa.

-¿Tanto ha durado la reunión esa?- parecía que Liam le estaba dando explicaciones, porque Harry asentía.
-Me encanta cuando la gente asiente cuando habla por teléfono como si la persona con la que está hablando pudiera ver- comentó Louis, refiriéndose a Harry.
-O cuando les advierten en voz alta a los protagonistas de las películas de miedo que no se metan donde está el asesino- le apoyó Niall.
-O cuando miran a la radio mientras la escuchan, como si fuera a aparecer alguna imagen de repente y no quisieran perdérselo.
-Esa es, queridos amigos, la inteligencia humana- zanjó Zayn, que se fue del salón con una sonrisa.
-Vale, pues aquí estamos- Harry colgó-. Liam dice que ya está de camino, que se ha retrasado un poco porque le ha surgido un imprevisto.
-Pues no sé qué habrá sido, pero podíamos haber ido pidiendo ya la cena de todas maneras. Esta mañana he comido poco y mal- Louis se quejó de su hambre mientras se frotaba el estómago.
-¿Pues qué has estado haciendo?- la parte curiosa de Harry resurgió.
-Por ahora tengo que mantenerlo en secreto, gracias.
-Entonces yo voy a ir pidiendo la cena- Niall, ignorante de lo demás, se levantó del sofá. Le gustaba estar en movimiento mientras mantenía una conversación telefónica-. Lo de siempre, ¿no?
-Sí.

Zayn, que respondió por los demás, volvió a entrar en la habitación con un refresco… y con Liam.

-¿De dónde vienes a estas horas, jovencito?- Louis le señaló con el dedo, adoptando su postura de madre
 protectora.

-Oh no- rió Liam- Ya he tenido dos madres hoy, no me apetece tener tres, gracias.

Ante el desconcierto, todos le miraron de tal forma que llegaba a resultar graciosa.

-Si, ehh... Quería hacer un encargo...- Niall decidió irse de la habitación en cuanto Nando’s respondió a su llamada.
-Desde que puedes beber estas hecho un borrachín- dijo Harry-. Por lo de ver el doble y eso.
-No, no ha sido eso, de verdad- Liam soltó una carcajada al recordar el momento “madre-hijo” que tuvo con Ed. Definitivamente, era un tío genial-. Es que... Ha pasado algo raro. Dejémoslo.
-Raro, ¿eh? Miedo me da preguntarte- Louis puso una expresión pícara.
-Y, ¿que tal por allí? ¿Cual era la noticia que tenían que darte?- Zayn se interesó más sobre el tema importante mientras se acomodaba en su sofá.
-Ya he pedido la cena, nos la traerán en un rato. También he pedido para ti, Liam- Niall se tiro encima de Harry.
-¿Nando's?
-Por supuesto.
-Y me pregunto si contestarás a mi pregunta- retomó la conversación Zayn, haciendo que todos rieran ligeramente por esa faceta de reproche que rara vez sacaba.
-Sí, sí... Pues mi prima segunda acaba de tener una hija. Y tiene mi edad.
-¿En serio?
-Vaya.
-No, pero no es malo. Es decir, es joven y tal, pero el chico y ella están muy enamorados así que con su apoyo, ella se siente bien. Es más, él también ha estado allí. Y, ¿sabéis que?
-Cuéntanoslo- ese chico tenía que saberlo todo.
-Ese chico es el
amigo rubio de la que se sentó conmigo en la montaña rusa. Zayn, “La del pelo raro”, para que me entiendas. Por lo tanto, ella y el otro moreno también han ido, aunque no forman parte de la familia. Mi prima y su novio dicen que sí, pero me refiero a que no lo son literalmente.
-¡¿Qué me dices?!
-¡Uhh!
-Woah.
-¡Tío!- Harry empezó a aplaudir- El destino te quiere decir algo.
-¡Vaya que sí!- le secundó Louis- Ya te encontraste con esa chica en el hospital otra vez.
-Con lo grande que es Londres y tú ya te la has encontrado tres veces. ¡Tres!- dijo Zayn.
-¡El destino!- canturreó Niall.
-Pues el destino se puede ir un poco a tomar por viento.
-¡Woah! Qué rudo- exageró Louis.
-¿Ha pasado algo malo?
-Pues salimos al jardín a jugar al fútbol con los niños y... Le pase el balón a ella pero no pudo cogerlo a tiempo y le dio a su cámara de fotos profesional, que gracias a ese tal destino de que habláis, estaba puesta contra la pared del patio, en el suelo.
-Hay que tener mala pata- Niall chasqueó la lengua
-Y ahora está enfadada conmigo y no me quiere hablar. He ido hace un rato a su casa a disculparme, pero me ha echado y me ha dicho que "necesitaba tiempo". Realmente está hecha una furia conmigo.
-Quizá es que su trabajo dependiera de su cámara.
-No, no trabaja.
-La has liado, Liam. Si a mi me llegaras a romper la mía...
-Tu podrías comprarte otra, Harry, tienes miles en el banco.
-Pues ahí lo tienes- le dijo Zayn a Liam-. Tan fácil como eso.

Llamaron al timbre y Niall fue a abrir la puerta. Lo más seguro es que fuera la cena. Los chicos se levantaron también y fueron al saloncito donde tenían una televisión inmensa de pantalla plana donde solían cenar al mismo tiempo que jugaban a la XBox.
Liam, sin embargo, se quedó todavía en el sofá, sentado, pensando en lo que Zayn le acababa de decir.

(Hay más capítulo después de la foto)




* * *


-Muy rica la cena. ¿La has hecho tú Linda?


-Sí todo es casero- la madre de Chelsea sonrió, ocultando su satisfecha sonrisa tras una servilleta.

-Mi madre tiene muy buena mano para la cocina- la halagó Chelsea-. Hace unos canelones riquísimos. Iguales que los de mi abuela, que siempre que viene a casa en vacaciones dice que la comida de mi madre le recuerdan a Italia. Está en los genes.

-Sí ya me contó tu madre antes que ella es italiana- dijo Ben-.Tú tienes dos nacionalidades mezcladas entonces, ¿verdad?- ella asintió- Nunca he probado tus canelones, Linda, pero me imagino que sabrán muy bien. 
-Algún día te los haré- sonrió Linda.
-Eso espero. Yo apenas sé freírme un huevo...- Linda se rió tontamente, pero a Chelsea le pareció un penoso intento de chiste.
-Y, Ben, ¿en que trabajas?- la fiesta acababa de empezar para la rubia.
-Trabajo de notario- sus ojos destellaban, lo que indicaba su orgullo-. Siempre quise serlo, así que estoy cómodo con este trabajo. ¿Tú que estudias?- preguntó de vuelta.





Las mejillas de Chelsea se tornaron en un avergonzado rojo. No quería decírselo, pero tampoco quería mentirle porque, si su madre y el acababan casándose, Ben empezaría a sospechar. Y no era plan de llevarse mal con el amor de su madre.



-No estudio- Ben alzó las cejas. 

-¿No estudias? Vaya- suspiró, con un tono de suficiencia tan elevado que hizo que Chelsea alzara una ceja-. Eso es algo que nunca me ha gustado en los jóvenes. Debéis construíos un futuro, no quedaros sin hacer nada ahora y disfrutar de la vida. ¿No pensáis en un mañana? Esa ignorancia hacia la sabiduría... Me puede.



Chelsea se puso roja. Pero no precisamente solo por vergüenza. 

Se levantó de la mesa bruscamente.



-Es que no todos podemos permitirnos la carrera que queremos- reprochó ella con tono molesto.




Y tan molesto.

Y se fue del comedor mientras Ben le miraba de forma superior y su madre agachaba la cabeza.

Entró en su habitación y cerró de un portazo, sin importarle que la puerta se rompiera, aunque no creía que tuviera la fuerza suficiente. Se acercó a paso rápido a los cajones de su escritorio y abrió el primero.
Nada.
Lo cerró bruscamente y abrió el segundo, rebuscando en él.
Nada.
Desesperadamente, al no encontrarlo, abrió el tercero.


Y ahí estaba.

Nothing Personal.
Abrió la caja del disco y lo puso delicadamente en el reproductor de música. Sí, estaba muy cabreada y no tenía paciencia, pero aún guardaba la suficiente como para tratar bien sus discos.
Mientras se cargaba, se tiró a su cama boca abajo sobre el cojín azul que aún estaba sobre ella- ni siquiera le había dado tiempo a guardarlo ya que lo usó esa misma tarde-, quedando este a la altura de su cara.
Lo que más rabia le daba a Chelsea entre todas las cosas era que alguien pudiera ser tan ignorante como lo era Ben. Ella no podía hacer una carrera; el escaso dinero que se ingresaba en su cuenta les servía para poco más que sobrevivir.
El disco cargó y comenzó a sonar.
Weightless.
(El texto está colocado de forma que podáis escuchar la canción al mismo tiempo que leéis, aunque os aconsejo que no os paréis mientras lo hacéis porque va muy seguido todo)



Manage me, I’m a mess

Ese día había sido una auténtica mierda. Había perdido el objeto más valioso para ella y la confianza con su madre cuando se trataba de hombres. Ella siempre escogía a los peores, y Chelsea ya estaba cansada de sentirse con tanto peso en lo hombros.

I wanna feel weightless, and that should be enough

Y no sabía qué hacer.

But I’m stuck in this fucking rut

Y siempre la misma rutina: Linda se enamoraba de malotes- al ser treinta añeros, ya no eran tan pasables-. Chelsea siempre le decía que ese no era el camino. Ella no le hacía caso y acababa mal porque la engañaban o la insultaban. Le dolía pensar que podía comparar a su madre con la típica estudiante de instituto que siempre se enamora del guapote de turno que acaba siendo un gilipollas.

And maybe is not my weekend, but it’s gonna be my year

No. No dejaría que esa dañina historia volviera a repetirse. Lo único que traía era problemas.
Ella solo quería pararlo… aunque sería muy difícil.

And this is my reaction to everything I fear

Mordió el cojín y ahogó un chillido en él.
Deseaba que esa mala racha- si así podía llamársele, porque su madre ya se comportaba así con el género masculino desde hace muchos años- terminara ya. Esas relaciones no hacían ningún bien en la familia; su madre lo pasaba mal por un amor falso recreado en su cabeza por ella misma y encima, Chelsea y ella discutían por ello. Linda le decía que ella ya era lo mayor suficiente como para decidir con quién salía y con quién no, y Chelsea siempre le rebatía con que también era lo suficientemente mayor como para quedar con gente decente y no con cualquier tipo que le recordara a un aventurero amor adolescente. Linda aún guardaba un espíritu joven dentro, y eso su hija no lo negaba, pero ella también era joven y nunca había hecho lo que su madre.
Cuando vio a Ben, creyó que esta iba a ser la definitiva; al verlo salir por la puerta de su lujoso coche le pareció que al menos, era un hombre decente. Aunque las apariencias engañan. Sí, tenía estudios, buen sueldo… Pero, ¿de qué le servía todo eso si se comportaba así con ella? No le molestaba la presencia de Ben, sino que su madre estaba demasiado desesperada por encontrar a alguien con quien compartir su vida.
Un pensamiento cruzó la cabeza de Chelsea como un soplo de aire, fugaz.
“Todo esto no habría pasado si mi verdadero padre no hubiera sido un cabrón”
Una salada y solitaria lágrima, aunque cargada de sentimientos, se deslizó por su mejilla.


(Hay más capítulo después de la foto)



-Prometiste no llorar por él- susurró para ella misma, enfadada.

Se apartó la lágrima rápidamente con la palma de la mano y decidió sacar su móvil. Al menos, así no tendría que pensar más en su padre. Además, tenía un plan que realizar. Se le ocurrió que podría llamar a Ed. Su madre tiene muchos amigos de la época de Linda, así que podrían buscar a un pretendiente en condiciones. Estaba a punto de teclear para llamarle, pero antes de eso, alguien llamó a la puerta. Por una milésima de segundo se le pasó por la cabeza que Liam estaba detrás de la puerta, otra vez, esperando que le disculpara.

-Adelante- dijo la chica, a sabiendas de que no se trataba de su amigo el patoso, de forma molesta.

Linda se asomó a través de la puerta de madera que había entornado, buscando en la mirada de Chelsea si esta le daba su permiso para pasar y hablar. Ella solo asintió. 

-¿Te importa si bajo la música? Así podremos hablar tranquilamente.

Break Your Little Heart  ya había empezado a sonar, pero Linda ni siquiera le dio una oportunidad. Bajó el volumen hasta quedarse casi sin él cuando Chelsea ni siquiera le había respondido a su pregunta. Se veía que ya lo daba por hecho.
Su madre se recostó en el escritorio, suspirando, buscando las palabras que decirle a su hija, la cual seguía todos y cada uno de sus movimientos por su habitación.

-Ben no sabía en la situación en la que nos encontramos- dijo al fin.

Le daba igual. Le había faltado al respeto y le había echado en cara cosas sin haberse informado primero.

-Cuando se lo he explicado, se ha sentido mal...
-Tan mal que te ha mandado a ti como mensajera para que te disculpes por él en vez de venir el en persona- replicó.
-Ben se ha ido a su casa, no quería estropear más las cosas.
-Siento que se haya tenido que ir tan pronto por mi culpa, pero no me iba a quedar de brazos cruzados mientras me decía todo eso.
-Te entiendo.

Su madre se quedó en silencio. Chelsea se
sentía bastante incómoda; estaba demasiado claro que Linda intentaba defender a Ben, pero incluso ella sabía que se había pasado, aunque ella lo atribuía a los nervios por intentar quedar bien ante su familia. Había quedado como un completo prepotente, pero Linda sabía que el no era así.

-Me gustaría que por una vez
me apoyaras en esto, que os llevaseis bien los dos.
 
-Mamá- Chelsea se levantó de la cama-, yo siempre te he apoyado. Yo confío en ti. Pero a veces, eliges a unos hombres que no me dan buenas vibraciones. Si no apoyo una relación tuya es porque te quiero, y no deseo tu mal. Entiéndelo, por favor.
-Lo sé, lo sé, pero Ben es diferente. Es la primera vez que le veo así. Seguro que estaba tenso y quería quedar como inteligente, aunque ya lo es- su hija se apoyó en el escritorio, junto a ella-. Por favor, créeme. Ben es el definitivo.
 

Chelsea se quedó mirando un punto fijo en el suelo.

-Haré lo que pueda, aunque hemos empezado con mal pie.
-Otro día volverá y empezaremos de nuevo, y te caerá genial. Lo prometo.

La rubia sonrió débilmente y abrazó a su ingenua madre por largo tiempo. De verdad quería creerla, que Ben solo hubiera actuado así por la tensión y que fuera el definitivo. Pero, por ahora, no sabía si podía.
Linda se levantó y se acercó hacia la puerta, dispuesta a irse.
-Por cierto- avisó su madre-. No te preocupes por lo de la cámara. Es una chorrada cabrearse por eso, ¿no crees? Ya compraremos una nueva- y se fue por donde había venido, dejándola sola de nuevo.

Chelsea se quedó perpleja. ¿Cómo sabía ella que ya no tenía la cámara? ¿Cómo sabía que estaba cabreada por eso? ¿Y cómo que "ya comprarían una nueva? Si no tenían dinero ni para llegar a fin de mes.




Al día siguiente…


-Esta es ahora mismo la mejor en el mercado.

La dependienta colocó sobre el mostrador la caja.

-Viene con el objetivo y el flash incluido, y tiene una cantidad exagerada de píxeles. Deja que lo mire, lo pone por aquí- señaló la caja y seguidamente la levantó, buscando dónde estaba impresa la cantidad de píxeles.
-No, déjalo- dijo Liam-. Yo no entiendo de cámaras, así que, si me dices que es la mejor, me fío. Me la llevo.
-Como veas- la dependienta aceptó. De todas maneras, se iba a llevar el dinero, así que le daba igual que el no supiera lo que estaba comprando. Sonaba malévolo, pero era la verdad-. Te la envuelvo para regalo, ¿verdad?
-Si- soltó una carcajada al ver que había deducido por qué se la llevaba.

Había buscado en Internet tiendas donde comprar cámaras fotográficas de calidad en Londres, y esa era la que más estrellitas tenía en su pagina web, por lo que decidió acudir a ella. “Las estrellitas nunca engañan”- le dijo Niall.
Tras haber pensado en lo que Zayn le dijo indirectamente la noche anterior, había ido para comprarle la cámara a Chelsea para compensarla por haberle roto la suya. Aún se sentía mal por ello, pero también seguía sin entender que ella pudiese llegar a enfadarse así por un accidente. Un accidente que le saldría bastante caro.
"Mujeres" suspiró mentalmente.
Gracias a que Liam era una estrella del pop adolescente, podía permitirse comprar la cámara más moderna y de más calidad para ella. Así, pensó, invertiría su sueldo de manera poco egoísta. De cualquier forma, él había sido el que rompió la que Chelsea antes tenia.

-Aquí tienes.
-Toma la tarjeta.

La chica cobró la compra y Liam volvió a su coche, dejando la bolsa con la cámara en el asiento del copiloto. Arranco el coche e hizo una llamada para hablar mientras conducía, ya que su coche era de última generación y tenía opción de teléfono con manos libres.

-¿Guasabi?
-No, Liam.
-¡No pidas, que no me gusta!- ¿se habría equivocado de numero?-. ¡Liam, tío! Estaba hablando con Juliet, quiere pedir comida a domicilio. Pero dime, que te escucho- no, había marcado bien.
-Haremos como que esto no ha pasado.
-Por mí, bien.
-En fin, Colin, que quería pedirte un favor.
-Dispara.
-¡Pium!
-Sabes a lo que me refiero- carcajeó.
-Pues verás, quería reencontrarme con Chelsea, pero creo que no va a ser posible por mi cuenta porque ayer... Bueno, digamos que no le hizo mucha gracia.
-¿Ayer? ¿Por lo que paso en la casa de Juliet, dices?
-No- Liam paró en un semáforo-. Después, a la noche, fui a su casa a disculparme.
-Eso es muy pronto, ¿como no esperaste hasta hoy? O incluso mañana.
-Eso me dijo ella.
-Tío- Colin se rió-, la has hecho buena.
-Y por eso mismo lo quiero arreglar. Acabo de comprarle una cámara, la mejor del mercado según la dependienta.
-Venga ya, ¿si?- el semáforo se puso en verde y arrancó.
-Ahá. Un amigo me dio la idea.
-Ese amigo tuyo es un genio, seguro que a la rubia le hace ilusión.
-Algún día te lo presentaré- comentó, acordándose de Zayn-. Pues eso espero. No te creas que valía poco.
-¡Pero si eres un cantante famoso! Seguro que aún te queda para comprarte una casa en la costa- Liam respondió con una risa mezclada con un suspiro-. Entonces supongo que quieres que quede con Chelsea y que la engañe, haciéndola creer que solo estaremos nosotros y Ed, porque supongo que querrá ver su reacción, y que luego aparezcas tú, ¿verdad?
-Bingo.
-¡Bah! Yo tenia línea- bromeo.
-¿Cuándo te viene bien?- su chiste fue tan malo que ni se molestó en comentarlo.
-Ah, ¿es que soy yo el que tiene la agenda repleta de entrevistas y conciertos?
-Tu tienes un bebe, también estarás atareado. ¿Qué tal mañana por la tarde?
-Vale, pero mucho tiempo libre tienes tú para ser quien eres.
-Justo te digo mañana porque hoy tengo ensayo.
-Pues me parece bien- afirmó-. ¡Sal tu a abrir, yo voy a poner la mesa!- al fondo se oyó el llanto de Rosie- Mañana ven a las seis a casa de Juliet. Y tráete la cámara. 


(Por favor, leed lo que viene después de la foto :3)



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Tras más de dos meses, traigo un capítulo nuevo. Este, para compensar, tiene más de 11 hojas en mi versión del Word si no contamos las fotos, el gif y el link a la canción de Youtube.
Me ha costado sacarlo porque ando un poco sin saber cómo seguir la novela, así que me encantaría que, por favor, me comentarais qué os ha parecido o al menos que me aviséis de que la habéis leído.
Gracias por leer :)
Att: Amber Fletcher



domingo, 17 de marzo de 2013

Capítulo 11.

-No.

Con el único sonido de la brisa fría de invierno como fondo de la situación, Chelsea se acercó lentamente, como en trance, hacia los pedazos destrozados de sus mejores recuerdos, de su empeño, de su arranque.
Bajo la atenta mirada llena de culpabilidad de los castaños ojos de Liam, la chica se dejó caer sobre sus rodillas ante las trizas de la cámara que, desgraciadamente, había perdido la capacidad de uso que antes poseía y veía muy difícil que las pudiera recuperar. Parecía imposible que solo el golpe de un balón de fútbol pudiera alterar tanto sus sentimientos.

-No…

Albergó entre sus manos delicadamente algunas de las piezas esparcidas por el suelo que parecían estaban más enteras, con una sutileza inservible; por más que la tratara con suavidad, ya estaba demasiado rota como para arreglarla. Le costaría el doble recomponerla que comprar una nueva y, tristemente, no disponía de dinero para ninguna de las dos opciones. Alguna vez incluso se instaló en su mente la posibilidad de sacar algo de dinero con las fotografías que hacía a pesar de no estar instruida de forma profesional ni cualquier otra dentro de ese ámbito. Lo único que sabía era cómo manejar la cámara fotográfica gracias a varios días de probar y toquetearla- ya que, como la mayoría, era demasiado negligente como para mirar las instrucciones- y que sacar fotos era un arte que le resultaba maravilloso, con bonito resultado y a la vez, divertido. Pero todas esas esperanzas se evadieron con el estruendo del balón contra la cámara.
Liam se sentía demasiado mal al observar la expresión de nostalgia de Chelsea, pero no entendía la gravedad de la situación. Sabía que era algo importante para ella al ver que la llevaba a todas partes y pensaba que, si la necesitaba con urgencia, podría comprarse otra o cualquier cosa por el estilo, pero él no tenía ni idea de la situación económica de Chelsea, lo que resumía la mayoría de infortunios en su vida; la falta de ropa- la cual conseguía camuflar muy bien al rehusar ropa de su madre, usar los pantalones que le quedaban cortos con botas altas que le tapaban y algún que otro truco que le sirviera-, de la carrera que no podía hacer y formación que quería y deseaba tener… Y tampoco podía imaginarse la carencia de figura paterna, o al menos el motivo por el que su padre no estaba presente, lo que también restaba una suma de dinero bastante importante que podrían haber tenido y haberles ayudado.

-Chelsea, oye…- dijo Liam, con voz medrosa.

Como respuesta solo quedó silencio.

-Lo siento, de verdad, pero no pensé que le podría llegar a d…
-No, Liam. Ya está hecho.

Dejó caer sobre la hierba todos los trozos de cámara que sostenía en sus manos y, rebuscando entre ellas, cogió el carrete donde las últimas fotos que hizo y, probablemente, las últimas que haría durante un largo período de tiempo, se guardaban. Se levantó del césped y lo guardó en su bolsillo derecho. Giró sobre sus pies y pudo observar que los niños habían continuado con el partido, pero en su interior ella no había oído ningún ruido al estar tan concentrada en… bueno… apenarse por lo sucedido. Pareciere algo desmesurado para cualquiera la combustión de sentimientos que en aquel momento guardaba Chelsea, y la mayoría estaría pensando que estaba exagerando un poco las cosas al ser solo por la pérdida de algo material. Pero ella tenía sus motivos claros, motivos que Ed tenía presentes.

-Chelsea, no estés así, seguro que se puede arreglar…- el moreno se agachó y recogió un par de piezas, diciendo cosas que eran evidentes que no podían pasar.
-Sabes que no- dijo con la voz rota y, seguidamente, salió a paso rápido del jardín, entrando en la casa y dando un portazo.

Liam se quedó mirando la puerta por donde ella había salido, sin saber qué hacer, sin tener claro lo que pensar. Por lo poco que la conocía, pensaba que su respuesta ante esa situación sería enfadarse un poco, sí, pero no de aquella manera, dramatizando tanto. Entonces, alguien le dio una palmada en el hombro.

-Buena suerte, campeón- le dijo Ed, refiriéndose a lo que acababa de pasar con Chelsea. Él sabía que cuando ella se enfadaba, era muy difícil hacer que las cosas volvieran a la normalidad; una de las imperfecciones imperfectas de la rubia era su actitud rencorosa surgida por el orgullo que siempre la acompañaba.

* * *


-Gracias por invitarme, pero ahora debo irme- pronunció Chelsea de forma dulce, intentando que su voz no diera ningún síntoma de que algo había pasado.

Había entrado en el salón para despedirse de sus amigos y de la familia de Juliet, que le había parecido bastante acogedora y casera, al igual que ella, y le parecía de mala educación irse de su casa sin avisar a pesar de estar como estaba ella en aquel instante.

-¿Tan pronto?
-Sí, es que debo estar en casa porque hoy viene a cenar el nuevo novio de mi madre y, en fin, la prometí estar allí a tiempo para ayudarla y tal- se excusó.
-Bueno, como veas- suspiró Juliet.
-Nos vemos luego- la madre de la chica y ya abuela por poco tiempo le sonrió como despedida.

Salió de la casa, y suspiró.
Sí, había dicho que el novio de su madre venía a casa a cenar. Cosa que no era mentira. Agradeció que fuera esa noche porque le libró de tener que estar con sus amigos y con Liam. Sabía que él intentaría disculparse y que sus amigos tratarían de animarla y no le apetecía nada hablar con nadie sobre eso. Ni con sus amigos ni otra gente. Quería estar sola. Sabía que tenía que estar con su madre y con Ben-según su madre, así se llamaba su nuevo novio, el cual aún no había conocido-, pero evidentemente no era lo mismo ya que no iban a hablar de eso en la mesa. Como ventaja, él vendría a cenar a las siete y le daría tiempo a desahogarse con el indefenso cojín azul con el que siempre solía pagar lo que otros le hacían a ella. Chelsea pensaba que era una buena terapia; así nadie salía herido cuando se frustraba y más ahora, que el caminar hacia su casa pensando le hizo pasar al segundo paso.
Ira.
Le apetecía mucho pegarle una bofetada a Liam. Seguramente él seguía jugando al fútbol como si nada hubiera pasado, ignorando totalmente la importancia por lo que acababa de destrozar. Cuántas ganas tenía entonces de ir a su casa, entrar en su habitación y romper el objeto más valioso de forma personal que él tuviera. Sí, cuánto gusto le daría pagarle con su propia medicina. Por desgracia, aún no sabía dónde vivía ese chico, pero se convenció de que lo averiguaría y le haría pagar las consecuencias. Había hecho añicos su pasatiempo favorito. Es más, no solo su pasatiempo favorito. Había hecho añicos una parte de ella, ya que esa cámara era una parte que le caracterizaba como Chelsea Windsor. Sin la cámara fotográfica había perdido gran parte de ella misma.
Al tener este pensamiento, se frenó golpe.

¿Tantos desperfectos podía causar algo material?


Hay más capítulo después de la foto.



* * *

-¿Y qué hago?
-Algo más que palabras, amigo. La conozco y no le valdrá con un “lo siento”- seguidamente, Ed echó un trago a su refresco.
-Algo que me ha sorprendido- empezó Colin, que hablaba mientras seguía el partido de los niños- es, si es verdad lo que me habéis dicho, que no se haya puesto a gritarte. Es extraño que se quede más triste que enfadada, al menos estando frente a alguien.

Los tres chicos, que estaban sentados en el césped mirando cómo los parientes menores de Juliet jugaban al fútbol, quedaron en silencio durante un momento.

-¿Creéis que eso significa algo malo?- se preocupó Liam.
-¡Puf! Liam, la llevas clara- rió Ed-. Si hace eso es porque le ha afectado de verdad- empezó a arrancar hierba y a hacer montoncitos con ella.
-Pero… No acabo de comprenderla. Entiendo que fuera un objeto caro y que le encantara usarlo, pero… ¿En serio que es para tanto?
-Comprendo que te parezca una estupidez, porque ponerse de esa manera por algo material, lo es. Pero así es Chelsea.
-Colin, tú sabes igual que yo que esa cámara tiene una larga historia detrás.
-Claro que lo sé, pero, ¿no crees que exagera un poquito?- Edward suspiró al oír las palabras de Colin.
-¡Ahá! ¡Ya decía que me sonabas un huevo!

Colin pegó un pequeño bote y Ed, que estaba bebiendo de su refresco, estuvo a punto de escupirlo. Juliet había salido al jardín y señalaba con su dedo índice a Liam de forma exaltada, que la miraba de la misma manera que ella a él; con los ojos que se salían de sus órbitas.

-¡Tú eres famosillo! ¡Eres un cantante profesional! ¡Woah! ¡Tengo a un primo famoso! ¡La hostia, qué frío!- esto último lo dijo con el mismo tono de voz sorprendido que lo demás, lo que hizo que los tres chicos se rieran.
-¿La hiperactividad también te hace perder la memoria? Mira que te dije que si salías te trajeras un abrigo- Colin se levantó y le puso su chaqueta a Juliet sobre los hombros.
-¡Qué fuerte!- ella ignoró por completo todo lo que no estuviera relacionado con la fama de Liam.
-¿Famoso? ¿Tú? ¡COÑO!- Ed se levantó, imitando a Juliet, provocando risas y que esta le diera un amistoso puñetazo en el hombro- Ahora en serio… ¿Liam? ¿Nos lo ocultabas?- Ed se lo inculpó a Liam, bromeando, y se sentó de nuevo.
-Qué fuerte- susurró Juliet.
-Bueno… No surgió el momento- sonrió él.
-¿No surgió el momento de decirnos que eres mundialmente famoso? ¡Por favor! ¿Esto qué es?
-Yo te comprendo- Colin se rió-. Es más, creo que has hecho bien en no decírnoslo aún, porque, ¿tú has visto cómo se pone la peña?
-Por algo así lo hice- rió-. Vale, sí, lo admito. Soy famoso, aunque resulta extraño decirlo- sus amigos le miraron esperando a que contara más, por lo que se vio obligado a continuar-. Pertenezco a una banda llamada One Direction junto con otros cuatro chicos, y todos cantamos. Juliet, ¿cómo te has enterado?- no le gustaba mucho hablar sobre su carrera con otra gente porque no quería que pensaran que se estaba chuleando de ello, así que cambió de tema.
-Tu madre estaba fardando de ti delante de toda mi familia, Liam.
-Dios…- Liam se rió.
-Si yo tuviera un hijo así, también fardaría de ti- Ed encubrió a Karen-. Porque, ¡por favor! ¿Tú te has visto? Estás bueno y encima debes cantar bien.
-Eh… ¿Ed?- Liam se asustó falsamente, aunque en el fondo, una parte de él si que tenía miedo.
-¡Yo te he parido! Tengo el derecho a fanfarronearme.
-¡Pero mamá, tienes que dejarme hacer mi vida!- Liam siguió la broma.
-¡Mientras seas menor de edad…!
-Soy adulto.
-¡Pues mientras vivas bajo mi techo…!
-Vivo en otra casa.
-¡Que te calles, tú!
-Chicos, eh, ¡eh! Ya pasó, shhht- Colin les dio unas palmaditas en los hombros a los dos. Juliet se rió.
-Estáis como cabras- dijo ella.
-Las cabras están como nosotros. Recuérdalo- Liam le contradijo y Ed alzó la mano para chocar con él por haber vencido la batalla.
-Os voy a pedir un favor. No os acerquéis a mi hija- bromeó Juliet, que se marchó de nuevo al interior de la casa. Eso sí, no sin antes haberle tirado a Colin la chaqueta, quien la cogió al vuelo.
-¿Sabes?- Colin volvió al tema inicial- Creo que podemos ayudarte con Chelsea.


* * *

-Yo abro la puerta.
-Como veas, cariño.

Emelinda, la madre de Chelsea, sonrió cuando llamaron al timbre. A Chelsea le enterneció ese gesto y ver cómo el brillo de sus ojos reflejaba cómo un amor adolescente surgía en una persona adulta como su madre.
La chica se encaminó hacia la puerta, dispuesta a presentarse ante el nuevo novio de su madre. Nunca antes lo había visto, así que aquella cena sería más o menos para conocerle. Se había mentalizado para controlarse y no hacer que una hermosa velada se convirtiera en un interrogatorio, pero quería convencerse de que aquel hombre no era como los demás. Su madre no tenía demasiado buen gusto para los hombres, ya que la mayoría acababan siendo unos capullos o terminaban por hacerla daño. Más de una vez, Linda le había prometido a Chelsea que Ben era diferente a los demás y que estaba segura de que era el definitivo.
El problema era que eso era lo que decía con todos.
La rubia suspiró ante la puerta y la abrió con una sonrisa. Pero esa sonrisa fue borrándose a medida que se percataba de quién era la persona que había tocado el timbre.

-Liam.





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Este ha sido el capítulo 11. 
Lo lamento si parece un poco corto, prometo subir más a menudo. Últimamente no he podido porque tenía un montón de exámenes D:
Por favor, si lo habéis leído, comentad dejando vuestra opinión en el blog (no hace falta tener cuenta) o en el Tuenti :)
Att: Amber Fletcher.

domingo, 6 de enero de 2013

Capítulo 10. (Maratón navideño)


-¿Cómo? ¿Qué haces tú aquí?

Tanto Liam como Edward y Chelsea estaban en desconcierto por lo que pasaba. Liam se preguntaba qué hacían ellos en casa de su prima segunda. Se supone que solo habían quedado la familia, pero, ¿y si ellos eran de su familia de Londres y no lo sabía? Significaría que había conocido a sus primos lejanos sin saber que lo eran.
Edward y Chelsea no se acababan de creer que fuera Liam el que estuviera ahí, hasta llegaron a pensar que eran alucinaciones suyas, pero ahí estaba.

-Yo he venido a visitar a mi familia.
-Y nosotros a visitar a nuestros amigos y a su hija- Chelsea le mostró la bolsa donde llevaban el unicornio de peluche envuelto.
-¿Estáis seguros de que es aquí? Se supone que era una reunión familiar.
-Pero para Colin nosotros somos como de la familia- sonrió Chelsea-. Nos invitaron a venir.
-Si hasta le hemos comprado un regalo a Rosie, mira- Ed le indicó a Liam la bolsa que tenía en su mano y que llevaba el regalo de Rosie en su interior.
-Entonces pasad, supongo.

Liam se retiró de la puerta para que los dos chicos pudieran pasar.

-¿Ha llegado ya mucha gente?- preguntó la rubia al pasar al lado del chico.
-Pues no sé, acababa de venir. Iba a cerrar la puerta cuando…
-…Te gritamos que no la cerraras, sí- rieron los dos amigos.

Los chicos entraron en la casa y se dirigieron hacia el interior; ellos ya se conocían más o menos las habitaciones que allí había. Sin embargo, para Liam era la primera vez que estaba allí, y por una parte se alegró de que ellos estuvieran ahí para guiarlo; era más fiable eso que guiarse por las voces que su familia hacía y su tía segunda le había avisado de que fuera al salón, que él no sabía dónde estaba.
Mientras caminaban por la casa, Liam empezó a atar cabos. La última vez que se vieron en la cafetería del hospital ellos le dijeron que se encontraban allí para acompañar a su mejor amigo y su novia, que iban a ser padres, y ahora estaban en la casa de su prima segunda. Luego estaba la excusa de que supuestamente la familia de Liam había sido convocada para dar una gran noticia, o al menos eso le dijo su madre. ¿Sería esa? ¿Que su prima segunda había sido madre con diecinueve años? Seguro que era eso porque a él no le sonaba ninguna otra Rosie. Y encima el padre era el mejor amigo de la chica con la que se sentó en la montaña rusa de la feria.
Tanta casualidad le empezó a dar un poco de miedo.

-Y… ¿qué le habéis comprado?- preguntó Liam.
-Lo vas a ver enseguida

Ed cogió el pomo de una puerta y la abrió. Al otro lado de ella, Liam pudo ver un montón de gente en movimiento, y todos eran de su familia. Los más mayores traían de la cocina desde tazas vacías hasta pastas recién hechas que inundaban la habitación con su olor y las ponían en una mesita de té mientras alrededor de ella, otros familiares se sentaban en grandes sofás. Un pequeño grupo de personas se encontraban en uno de ellos haciendo una especie de corro, lo que le impidió ver quién se sentaba en esa zona. Cuando una señora se movió porque alguien la reclamaba, pudo ver a una chica de su edad aproximadamente que sostenía un bebé en sus brazos. Cuando sus miradas contactaron, no dudó en saludarles.

-¡Chicos!- exclamó Juliet al verlos.

Ella se levantó del sofá y le cedió a Colin su hija, quien estaba sentado a su lado, y la cogió en brazos. Casi por arte de magia tres señoras cambiaron de posición y se acercaron a él para hacerle mimitos al bebé, ya que lo estaban haciendo antes cuando Juliet lo tenía entre sus brazos. Ésta se acercó a la puerta y recibió a los tres, dándoles un intenso abrazo a sus dos amigos. Cuando lo hizo con estos dos y pasaron al salón para saludar a Colin, Liam y Juliet se quedaron solos en la puerta.

-¿Tú eras…? Me suena tu cara, pero no caigo- Juliet puso la mano sobre su cintura, dudando.
-Liam, soy Liam. Tu primo segundo. Solíamos jugar de pequeños cuando te pasabas por Wolverhampton.
-¡Liam! Sí, ya recuerdo me acuerdo de quién eras. Yo soy Juliet, no sé si te acordarás.
-Ahora que te veo, sí- se abrazaron-. Y enhorabuena por el bebé.
-Gracias- sonrió-. Creo que estamos todos, erais los últimos que quedaban por venir, así que…- cambió de tema- En cinco minutos sacaremos el té. Coge asiento, ésta es tu casa.

Juliet invitó a su primo a pasar y éste empezó a saludar al resto de su familia. Ella volvió al lado de Colin y se sentó con él en el sitio que había desocupado minutos antes.

-¿Quién es mi bebé preferida? ¡Tú! Tú eres mi bebé preferida- Tía Marga empezó a hacerle cosquillas a Juliet en la tripa, pero ésta apenas reaccionaba
-Es preciosa, ¿verdad?- una señora, supuesta familiar de Juliet, dijo con ternura al mirar a los grandes ojos de la niña.
-Pues como la madre- Colin aprovechó la ocasión para mandarle una indirecta a Juliet. Ella le dio un corto beso mientras se reía tiernamente.

Chelsea se sentó al lado de Colin y puso la bolsa que contenía el regalo que le habían comprado Ed y ella sobre su regazo.

-Nos pareció bien eso de traerle un regalito a Rosie así que antes de venir nos hemos pasado por una tienda para comprarle esto- Edward junto a tía Marga observaban de pie cómo la rubia sacaba de su bolsa el unicornio envuelto y se lo ofrecía a la pareja para que lo desenvolvieran.
-¡No hacía falta que os molestarais!- Colin les reprochó que les hubieran hecho un detalle- Incluso Juliet se lo dijo hoy a su familia de Wolverhampton en cuanto entraron a esta casa para que no se tomaran la molestia de comprar nada.
-¿Encima que hemos ido ahora quieres que lo devolvamos?
-Ya que está, se queda aquí- Colin se negó a que se lo llevaran y soltó una alegre carcajada junto con su novia.
-No sé si fiarme de vosotros- rió Juliet cuando Chelsea le entregó el regalo.

Empezó a despegar los trozos de celo del papel de regalo mientras, poco a poco y sin darse cuenta, casi toda la familia estaba alrededor de ella esperando a que lo abriera, incluyendo así a Liam, que estaba un poco desorientado.
Para Chelsea y Ed fue un poco incómodo; quizá su familia esperaba que ellos le regalaran una trona de bebé, un biberón, ropa para Rosie o algo que en realidad fuera útil, y no sabrían qué dirían cuando Juliet lo desenvolviera y se encontrara con un unicornio de peluche. Al menos tenían por seguro que ser un unicornio no significaba nada para ellos, quizá solo los cuatro amigos lo entendieran.

-¡Un unicornio!- exclamó Juliet- Y encima es muy suave- lo acarició.

Sostuvo al peluche entre sus manos y le dio la vuelta para que el resto de su familia lo pudiera ver. Éstos reaccionaron bien, para alivio de Chelsea y Ed. Aunque, ¿de qué otra manera podrían reaccionar si no?

-Apuesto a que no tardasteis mucho en elegiros cuando lo visteis.

El rubio lo adivinó. No lo podía evitar, los conocía demasiado bien. Soltó una carcajada al ver la cara de resignación que pusieron sus dos amigos al oír aquello; les era difícil impresionar a Colin porque, desgraciadamente, eran bastante predecibles, al menos con estos temas. Aún así, a la pareja le encantó el regalo para su hija. Les dieron las gracias a Ed y a Chels con un abrazo mientras que la madre de Juliet, sin que ésta se enterara, retiró el peluche y los papeles donde venía envuelto para proceder al fin a tomarse el té que había preparado o se enfriaría, cosa que no quería que pasara otra vez esa misma tarde.

-Dejo aquí las bolsitas de té, coged el sabor que queráis- Alan, el padre de Juliet, colocó una caja de madera tallada que contenía un montón de estas bolsitas en el único hueco que quedaba libre de la mesita.

Todos los que antes estaban de pie se sentaron alrededor de la mesita sobre los sofás que la rodeaban. Chelsea y Ed se sentaron al lado de Juliet y Colin, quedando así la rubia con el pico de la mesita como su parte correspondiente de ésta. Liam se sentó en el sofá que se encontraba a la izquierda del que ellos estaban sentados, sitio que cogió estratégicamente para poder hablar con los chicos. Todavía tenía bastantes dudas.

Los adultos se hallaban sentados en los divanes del salón tomando su té y comiendo pastas que con antelación Alan había preparado mientras conversaba cada uno con quien quería, dividiéndose así en varios temas de conversación concentrados y debatidos en la misma habitación.
Los adolescentes, a pesar de estar sentados junto a los adultos, hablaban entre ellos abiertamente o se centraban en mandar mensajes con sus móviles.
Los niños jugaban a juegos de mesa en la salita y algunos hasta se atrevieron a salir al jardín a jugar al fútbol a pesar de hacer frío, claro que en movimiento se hacía soportable e incluso se llegaba a no sentirse.
Luego estaban los amigos del padre de la razón por la que estaban reunidos, que no encajaban en ninguna de las conversaciones que se mantenían en la zona en la que se encontraban y Liam, que su presencia les mantenía entretenidos aunque, al menos para el moreno, no por mucho tiempo; ya llevaban un buen rato hablando con él y a Ed le estaba entrando envidia de los niños que jugaban al fútbol. Sin embargo, a Chelsea se le estaba haciendo una tarde agradable.

-¿Y qué parentesco con Juliet decías que tenías?
-Primo segundo- respondió después de darle un trago a su taza-. Hacía mucho que no la veía, hace tiempo que no se pasa por Wolverhampton y yo no me acordaba de que tenía familia en Londres. Además, estoy muy atareado siempre…
-Así que, ¿sois de Wolverhampton todos? ¿Tú también?
-Sí, pero se podría decir que Juliet es oficialmente londinense. Siempre ha vivido aquí.
-Una cosa, si eres de Wolverhampton… ¿Por qué te hemos visto aquí tantas veces? Quiero decir, ¿te has mudado tú también?- dudó Ed.
-Por cuestiones de trabajo- respondió. Cada vez estaba más seguro de que no sabían que él formaba parte de One Direction-. Vosotros sois de aquí, supongo.
-Sí, hemos crecido aquí- asintió Chelsea.
-¿Tienes trabajo?- aparentemente, esa fue con la única información con la que Edward se quedó- Creí que estudiabas.
-Qué va, no estudio. Al menos por ahora. ¿Vosotros sí?
-Yo quiero meterme en la universidad de arte, pero por ahora no puedo permitírmelo así que vivo de mi madre.
-Se supone que yo trabajo en una cafetería, pero no es fijo. Todavía estoy buscando el adecuado. Mientras tanto, voy pillando el que sea- se levantó del sofá y salió del círculo que los sofás formaban-. Y lo siento, pero me voy a jugar al fútbol con los niños.
-¡Ed!- Chelsea le llamó, pero él acababa de cerrar la puerta del salón y desaparecer. Ella empezó a reír.
-¿Siempre es así?- preguntó Liam con una sonrisa en la boca. El carácter de ese chico le parecía bastante divertido y, por supuesto, original y no pudo evitar hacerlo.
-Sí- pronunció y se levantó del sofá, dispuesta a irse con él-. ¿Vienes?
-Voy- rió Liam.
-Colin, Juliet- les llamó la rubia-, vamos a ir fuera a jugar al fútbol, ¿va?
-¿En serio?- Juliet carcajeó- Idea de Ed, ¿me equivoco?
-Exactamente. Sé que no porque vais a estar con la familia, pero si os atrevéis a salir, podemos echar un partido- Chelsea controló su tono de voz para que sus amigos supieran perfectamente que les estaba retando.

Dicho esto, los dos chicos salieron de la habitación en busca de Ed, que se encontraba en el jardín trasero con los familiares de menor edad de su amiga Juliet. Como ya se esperaban, o al menos Chelsea ya que le conocía mejor, él estaba con el balón debajo del brazo mientras acordaba con los niños cómo irían los equipos. Ed se llevaba muy bien con los niños por la teoría de Chelsea, y obviamente rebatida de mala manera por parte de Edward, de que tiene la misma mentalidad que ellos.
Se alegraron de llegar a tiempo para poder formar parte del juego.
Liam aceptó a jugar con ellos desde un principio. ¿Qué importaba? Sabía que así sería más probable divertirse que tomando un té.

-¡Nosotros también jugamos!- avisó Liam, acercándose junto a Chels a Ed y a los jugadores.
-Ahá, veo que os he dado envidia al final- se dio la vuelta al oír las voces de sus amigos y, con el balón aún bajo el brazo, asintió. En su expresión se podía leer un perfecto “Sabía que pasaría”- Os dije que lo harían- con una mano hizo de escudo para que solo los niños pudieran oírle, aunque no fue así.
-No te hagas el interesante y juguemos ya- Chelsea soltó una risotada y se quitó la cuerda que sostenía la cámara de su cuello-. Voy a dejar esto.
-Va…- empezó Liam, pero no pudo terminar la frase porque recibió un flash en los ojos.


Todavía hay capítulo después de la foto.



-Muy guapo, sí.

Chelsea sonrió al ver la cara que había puesto Liam y corrió a dejar su cámara lejos de donde se encontraban, prácticamente pegada a la pared de la parte trasera de la casa de Juliet. No le gustaría que se la rompieran con el balón, era un objeto que apreciaba demasiado como para eso.

-Bien, pues yo ya tenía mi equipo hecho cuando habíais venido, así que vosotros iros al otro. Necesitan mayores, si no tendría ventaja mi equipo.
-¡Pero Ed! ¡Ellos tienen ventaja porque tienen a dos mayores y nosotros solo uno! No es justo- un niño del equipo de Ed se indignó.
-Pero yo soy bueno en esto, créeme que no los dejaré ganar.
-Ya puedes empezar a rezar- aconsejó Chelsea a aquel niño. Liam rió por aquel comentario.

El moreno, ignorando el comentario, cogió el balón, esta vez con las dos manos, y lo posó sobre la hierba, haciendo así que todos se pusieran en sus posiciones porque dio a entender que el juego iba a empezar. Al comprobar que todos estaban atentos a él, le dio una patada al balón y el partido empezó.

-¡Pásala, Mike!- gritó un chico del equipo de Chels y Liam.

La rubia decidió correr hacia la portería del equipo contrario ya que el suyo llevaba el balón y no había nadie de su equipo allí por si tenían que pasarle para marcar. Pero al parecer, Liam y ella habían pensado en lo mismo; los dos corrieron hacia la misma zona.

-¡Aquí, Mike!- gritó Chelsea. En realidad no sabía quién era, pero como el otro chico lo había gritado, hizo lo mismo. Ella solo quería el balón.

El chico que tenía el balón, y al parecer se llamaba Mike, le dio una patada a éste en dirección a Chelsea para que ella pudiera marcar, pero Ed apareció, pegó un salto y se quedó él con la posesión del balón.

-Os dije que íbamos a machacaros- le dijo a la rubia con suficiencia.
-No cantes victoria, que el partido aún no ha empezado de verdad- intervino Liam, que corría hacia Ed para quitarle el balón.

Él fue rápido y se lo pasó a un compañero, pero un jugador del otro equipo se puso por delante y lo paró con el pecho haciendo que cayera el suelo y lo manejó con los pies para acercarse otra vez a la portería. Con un chute se lo pasó a Liam y él tiró a portería, no muy fuerte para que el portero no se hiciera daño pero de la manera en la que acabó marcando gol.

-Así que machacarnos, ¿eh? Ya veo.
-Calla, rubia- dijo Ed, entre risas.


El partido continuó cuantioso tiempo después. No había persona que estara dentro de ese partido y se aburriera, era bastante entretenido ya que los dos equipos tenían un nivel considerable, por lo tanto, estaba reñido.
A Liam le sorprendió ver que Chelsea tenía ese nivel jugando al fútbol porque la mayoría de chicas que él había conocido no eran precisamente buenas jugando a ese deporte o simplemente pasaban, pero Chelsea había crecido con Colin y Ed, dos aficionados al fútbol, y ella siempre se había animado a jugar con ellos cuando salían por las tardes para jugar con el viejo balón de Colin, el cual aún conservaba.
Cuando Ed le juró a aquel niño pequeño que él era muy bueno en ese deporte, Chelsea sabía que lo decía en serio. Él podría dedicarse perfectamente al fútbol profesional ya que se le daba genial y de pequeño jugaba en partidos importantes de gente de su edad de Londres, y actualmente seguía jugando, pero no en un equipo oficial. Era un completo apasionado del fútbol pero tampoco quería dedicarse a ello, así que solía rechazar cada vez que le ofrecían jugar en serio.
Si por alguna razón el equipo de Chelsea y Liam ganaba, ella sabría que sería porque Ed no había querido darlo todo porque solo era un amistoso jugado con niños y no quería chutar fuerte el balón por si hacía daño a alguno.
Para Liam fue una reunión familiar de lo más divertida, o eso pensaba hasta que se dio cuenta de que con la gente con la que estaba jugando no era su familia. Y si lo era, tenía que ser tan lejana que apenas tenía la misma sangre.

-¡Liam! ¡Pásala!

Chelsea le gritó a Liam que le pasara el balón al ver que éste estaba acorralado entre dos de niños del bando contrario que daban pisotones por recuperar el balón. Levantó la mirada del balón mientras los contrincantes seguían a lo suyo, dando patadas, y buscó a Chelsea. Una vez la localizó, se preparó para pasarle el balón. Ya que ella estaba al lado izquierdo del capo y los niños justo estaban en esa dirección, se vio obligado a retroceder un poco con el balón, con cuidado de no salirse del campo, y aprovechó para esquivarlos. Cuando se vio libre chutó el balón hacia Chelsea y, aunque el camino de la trayectoria de este estuviera vacío, le dio altura por si alguien aparecía a quitárselo.
Pero fue un poco más alto de lo que debería.
Si Chelsea hubiera saltado aunque fuera un poco, podría haberle dado al balón, pero no lo hizo.
Y la pelota chocó contra la pared.
Justo encima de la cámara de fotos de Chelsea.
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Y estos han sido mis regalos de Reyes Magos a mis lectoras.
¡Gracias por estar ahí desde que empecé la novela y a las que se van uniendo también!
Por favor, comentad aquí o en mi Tuenti.
Att: Amber Fletcher